Pense en la idea de “aceptar” al otro y reflexione sobre ello que es como que el otro tiene cosas que me gustan y otras que acepto, solo por el afecto y amor que le tengo.
Sin embargo, en esta misma reflexión, advierto que no se necesita “aceptar ” la sombra del otro, sino que tambien se quiere su sombra.
¿Porque se la quiere mas que se la acepta? Porque la sombra, como la luz, son lo que los hace ser quienes son. Y posiblemente la mera idea de “aceptar” resulta demasiado pretenciosa!
Es que la luz y la sombra son tan parte del otro (y de uno mismo) que si no fuera así, no seria la persona que es.
¿Si el desarrollo de nuestra propia inteligencia emocional fuese dejar de pretender que “aceptar” es lo correcto?
Se acepta la realidad; lo que no se puede cambiar; los hechos de la vida, el pasado.
A los demás, a las personas, se las quiere -o no- sin tanta pretensión.